Usamos y dependemos de los grifos cada día. Pero por mucho que los mantengamos limpios, aún pueden ser un caldo de cultivo para gérmenes y virus. Para mejorar nuestra seguridad y salud, algo debe cambiar.
Utilizamos nuestros grifos innumerables veces al día, ya estemos lavando platos, llenando una botella de agua, lavándonos las manos o realizando cualquiera de las demás tareas de nuestra vida cotidiana.
No obstante, de lo que nos estamos empezando a dar cuenta es del número de gérmenes que pueden formarse en un grifo o a su alrededor no solo en lugares públicos, sino también en casa, y de los desafíos para la salud que esto supone.
Suena aterrador, y puede ser, aunque tiene sentido. No se pueden lavar unas manos sucias sin tocar físicamente un grifo manual, y lo más probable es que las limpiemos con toallas que no estén completamente limpias. Por lo tanto, es comprensible que se formen gérmenes y crezcan. Aunque su número puede ser una sorpresa.
Aunque los estudios varían, el resultado general es el mismo: que los grifos de nuestras cocinas y cuartos de baño esconden un gran número de gérmenes. De hecho, de acuerdo con este estudio de 2004 de la International Journal of Food Microbiology, un grifo tradicional suele contener 127.000 bacterias por cm2.
Además, dado que una familia promedio de cuatro miembros abre sus grifos 200 veces al día, eso representa una gran exposición a entornos potencialmente peligrosos.
Una familia de cuatro miembros abre el agua 200 veces cada día
Por lo tanto, ¿cómo puede reducir su riesgo de contraer alguna infección sin alterar su vida diaria? ¿Y facilitar la vida diaria al mismo tiempo?
Control de los gérmenes con grifos sin contacto
Ahí es donde entran en juego los grifos sin contacto.
Las formas de transmisión más comunes para microbios que propagan infecciones por contacto proceden de las manos y superficies, lo que hace que una buena higiene de manos resulte algo absolutamente fundamental.
Ese es el motivo por el que en HANSA estamos tan centrados en la creación de soluciones que erradiquen el problema de raíz. Eliminando la necesidad de cualquier contacto. Y esto implica una reducción de los gérmenes.
Una gran cantidad, como suele pasar. De acuerdo con un estudio realizado por el WANDER Nordic Water and Materials Institute, el cambio a un grifo sin contacto podría reducir la incidencia de los microbios hasta un 98% comparado con un grifo accionado manualmente. De forma similar, un estudio de 2008 del Instituto que compara grifos manuales y electrónicos de última generación en un entorno hospitalario, determinó que había menos biomasa microbiana en los aireadores de los grifos electrónicos.
El cambio de un grifo manual a uno sin contacto puede evitar la formación del 98% de las bacterias
El cambio sostenible se hace inteligente
En HANSA hemos dedicado décadas a diseñar grifos inteligentes sin contacto que puedan mejorar su seguridad a la vez que simplifiquen su vida y hagan que resulte más sostenible.
Existen otros aspectos que hay que considerar además de asegurarse de que sus manos estén lo más limpias posible. Considere el acto de cerrar un grifo, por ejemplo. Podría utilizar una toalla de papel para hacer bajar el mando. ¿Aunque qué ocurre con el agua que se desperdicia en el proceso? ¿Y con los gérmenes que pueden propagarse aún más con cada mínimo contacto adicional?
Con sensores PSD (Position Sensitive Detector) patentados en todos nuestros grifos sin contacto, mantenga sus manos limpias y luche contra los gérmenes, sin tener que preocuparse por usar más agua de la que necesita.
Para tener unas manos limpias y una mente clara.